Cuando uno se encuentra con un juego como este, es difícil valorarlo en su justa medida. Me explico:
Cuando Shadow Warriors apareció, ya se aprecia la época del declive del videojuego. Esta época está caracterizada por títulos como este, o como
Final Fight juegos caracterizados por buenos gráficos y fluidez de movimientos, pero carentes de originalidad y argumento, con lo cual sólo motivan para jugar el hecho de llegar más allá, y a veces ni eso, y una ver terminados, pierden cualquier aliciente. También suele ser frecuente que no baste con una moneda para terminarlos. Son juegos que dan 2 vidas al inicio, pero que tienen multitud de lugares donde frecuentemente caeran vidas como churros. Y no nos engañemos: otros juegos como
Double Dragon también tienen lugares así, pero son facilmente sorteables tanto con 1 jugador como con 2. Sin embargo, la recreativa de Shadow Warriors contaba con varios lugares a lo largo de la partida donde ir con 2 jugadores era vital (p.e. el lago con las Medusas). Este juego sólo consta de 1 botón de disparo, otro para saltar, y otro para colgarse de los postes (de las pocas cosas originales que incorpora el juego). Por desgracia, en muchos salones recreativos de España el tercer botón no existía, o estaba en lugares extraños como en el botón 1P (Recreativos El Dorado Conde de Casal, Madrid) o había que pulsar alguna combinación de botones igualmente extraña. El desarrollo del juego era ir matando a las hordas de enemigos (siempre los mismos, habiendo 6 o 7 tipos en total, con IA nula y cuya táctica de ataque es hacerlo en masa) e ir sorteando los obstáculos. Lo malo es que sólo hay dos tipos de golpe. Disparo a secas y salto y reboleo por los aires. Cuando golpeas, la máquina u ordenador se encarga de transformar el golpe en lo que toque (puñetazo, patada, ...), con lo que el control del jugador sobre su personaje es más bien pobre. Existen una serie de power-ups, que en realidad son muy limitados. Veamos: energía, espadas ninja, vida extra. El estilo del juego es el de un ninja que hay caído en Estados Unidos por algún extraño azar del destino (como en
La Salchicha Peleona o
El Guerrero Americano). Por este motivo tan esclarecedor deberá pegarse con todo tipo de pandillas de imberbes. Las bazas de este juego es que existen diversos objetos dispersos al azar que se rompen cuando algún pollo de estos es estampado contra el objeto en cuestión, quedando una llama de fuego en su lugar (aunque fuera una papelera o un cubo de basura, la llama sale fijo) y por cierto, una llama de cartón piedra bastante pobre. En cuanto se junten 1 maloso por cada lado, será imposible defenderse y nos caerá "la del Pulpo" (sic) irremisiblemente. Este juego también fue conocido como Ninja in USA.
Ahora vamos con la conversión. Visto lo anterior, habrá que juzgar el juego teniendo en cuenta que el original no fue gran cosa, y no es por aprovecharme de que han pasado años, en que en su momento tampoco llamó la atención. La conversión a 8 bits fue buena gráficamente, ya que recrea con gran nivel de detalle los decorados y escenarios, haciéndolos idénticos a la recreativa. También los movimientos de nuestro pequeño ninja azul. Se puede colgar, puede saltar, y puede hacer de todo en definitiva. Y como ya os estaréis imaginando, todo esto tiene un precio ("No hay nada gratis" Esperanza Aguirre dixit) y por ello, eso se ve en cuanto intenta jugar a 2P. ¿Ande está el Ninja Rojo? Ahhhh ... ¡mala suerte! Fue abducido por el programador. La misma historia que en
Dragon Ninja, por ejemplo. Y en cuanto a movimiento, muy lento para este tipo de juegos, y por desgracia, sin scroll, tan frecuente en este tipo de juegos (
Gryzor,
Ghosts N Goblins). Uno no acaba de entender lo de la ausencia de scroll, porque juegos como
Turrican lo hacen perfectamente. Sonoramente, ni el original ni esta adaptación brillan en este apartado. Y por todo esto, de adicción va muy justito. Sólo para fans incondicionales del Shadow Warriors de la recreativa.