Y después de mucho, mucho y mucho esperar, apareció la prometida conversión de esta recreativa para Amstrad, varios meses después de haber salido en el resto de los sistemas. Double Dragon fue un juego que supuso un antes y un después, combinando un tema candente de los 80, las pandillas (gangs) con sonidos digitalizados, grandes sprites, melodías muy elaboradas con un buen sintetizador musical y ... el juego a dobles. Porque ya en los 80 se empezó a vislumbrar que si ya de por si, era divertido jugar a los videojuegos, más divertido era jugar con un amigo en plan cooperativo o en plan enfrentado. La verdad es que Double Dragon aportó mucho más que eso, pero centrémonos en los 8 bits. Se hicieron versiones para TODAS las plataformas (incluida la Atari 2600 que ya estaba más acabada que la guerra del 14) y practicamente todas tuvieron peculiaridades y curiosidades que las distinguian. Y como me estoy enrollando, ya os contaré esto en la Maxi Review del Double Dragon, y ahora vamos a ver el bicho que nos trajo Animagic.
Después de una jartá de tiempo esperando, nos llega un videojuego multicarga (parecía obligado ...) y que cuando salió, ya no aportó nada que no hubiera traído
Target Renegade. El Double Dragon de CPC tiene un gran colorido, pero le falta lo principal. No se puede jugar. No es divertido jugar. A pesar de que casi todos los movimientos estaban presentes, así como los enemigos, el desarrollo del juego era leeento. Una pelea con un maloso duraba horrores. Cuando les agarras del pelo y los reboleas, pasan por encima de ti en una extraña posición "estoy-buscando-la-lentilla-que-se-me-ha-caido" para en el último momento dar un extraño giro en el aire y caer espatarrado en los adoquines. Los decorados están presentes en su mayoría, lo que ralentiza el juego aún más. Están las armas, pero no están las secuencias animadas entre fase y fase. Se puede jugar a dobles, haciendo que el juego vaya aún más leeeento. Y de músicas nada. Sólo un ruido seco cuando golpeamos a alguien y le tiramos (como si se descorchara una botella). Todos los golpes tienen la misma eficacia, con el peculiar sinsentido que para derribar a un maloso, haga falta darle 3 codazos seguidos. Es decir, un despropósito de principio a fin. No se le debió dejar nunca el desarrollo de este juego a esta empresa, que cogió un juego mítico y lo desgració de manera completamente inusual. En las otras plataformas no es que fuera tremendamente mejor, y la de Spectrum adolece de los mismos problemas, más otros añadidos.
Resulta curioso que los puñales no tienen mango.