Aquí tenemos un juego flojo por naturaleza (algunos me llamarán hereje por decir esto), que no aportó practicamente nada, y que fue encumbrado injustamente hasta unos inmerecidos laureles. Si acaso, esta primera parte tenía resaltable el tener unos muñecos gigantes y 6 botones para despacharse a gusto. Pero como en la mayoría de los casos, no había cabinet donde pusiera como manejar a Ryu, así que lo mismo da que da lo mismo. La única diversión que puede ofrecer este juego es pegarse con alguien o hacer los movimientos especiales.
En Amstrad, el engendro este fue portado con más o menos gracia, sabiendo que donde no hay no se puede sacar. Las teclas de disparo se quedaron en una sola, el color fue mutilado, y el scroll también. Pero insisto, donde no hay, no se puede sacar, así que la nota como conversión es alta, pues es que simplemente es lo que hay. No hay movimientos especiales, los golpes son poco naturales, y el movimiento poco fluido, para rematar la faena. Los muñecos si son algo grandes, e incluso más grandes que en la versión de PC, donde son más propios de una conversión de
Donkey Kong que de un juego de este tipo. ¿Que más puedo decir? Si jugáis a
Exploding Fist, seguro que os divertís muchísimo más, siendo más fácil de manejar, con más movimientos y más fluido. En definitiva, este juego es un despropósito desde que se concibió. Por desgracia, sirvió para demostrar que, si un juego mediocre lo metes hasta en la sopa, la gente lo adorará y hará de él un becerro de oro ante el que postrarse. Street Fighter 1 y 2 son el triunfo del marketing sobre el buen hacer. A partir de este momento, muchos tomaron nota, y se dedicaron más a promocionar los juegos que a hacer buenos trabajos que brillaran con luz propia. Y eso ha sido una constante hasta hoy en día.
Por suerte, Go aprendió la lección y no se le ocurrió sacar una segunda parte. Por el contrario, en PC hubo 2 segundas partes, la japonesa (bastante buena) y la oficial de Erbe, sacada muchos muchos meses más tarde y menos intuitiva de manejar.