Este es uno de esos juegos que resultan dañinos para algunos, por aquello de las comparaciones. Es magnífico en todos los aspectos, y si vemos quien lo ha hecho (Virgin), rapidamente llegaremos al pensar de que no esperaremos menos de él. Shinobi fue un gran clásico de las recreativas durante varios años. A pesar de ser un juego de 1987, aún en el año 1994 y 1995 era muy fácil encontrar unos juegos recreativos que contaran con una unidad de este título. Al igual que con Double Dragon o Ghosts n Goblins, en el momento en que echabas 5 duros una multitud salía de la nada y se arremolinaba alrededor de ti. Sobretodo, si ya te conocían y sabían que llegabas lejos. Además, era una moneda muy bien invertida, pues si conseguias llegar a la 4ª o 5ª Misión, eso significaba que ibas a pasar entretenido una media hora. Como cosas especiales de este juego, tenemos que usa voces digitalizadas, una melodía que con el paso de los años se convirtió en una clásica, y unos movimientos bastante asombrosos, por no hablar de la magia usada por nuestro protagonista cuando se veía acorralado en una situación irresoluble. Nuestro ninja es capaz de agacharse, saltar, disparar (por supuesto), caminar agachado, acceder a niveles superiores y realizar una serie de curiosos golpes cuando se encuentra cerca de su enemigo. Este juego tiene una gran dificultad, y en determinadas circunstancias, el ataque mano a mano es inevitable, por lo que nos exponemos más. Además, tiene otra cosa que le hace especial. En la mayoría de los juegos de este tipo, el simple contacto con un enemigo significa el fin de la vida. Aquí no. Es preciso que el enemigo te ataque en ese momento para perder la vida. Si no, únicamente te empujará hacia atrás. El juego está lleno de efectos y magia, y las melodías que se alternan entre fases son sencillamente fantásticas, ambientando en todo momento la escena.
Y os he hablado con tanto detalle de la recreativa, porque esta conversión a Amstrad resultó calcada en bastantes aspectos, haciendo por ello que la adicción y la jugabilidad fuera pareja a la de la recreativa. Lo primero que advertimos es un menú típico de Virgin. Y a continuación, oímos una melodía, que ya suena en el menú. En cuanto empezamos a jugar, escuchamos una voz digitalizada que dice perfectamente: "Mission One". Cuando empezamos a jugar, lo primero que nos impresiona es que los decorados se han mantenido fieles. No han eliminado el fondo para hacer que vaya más rápido. Un momento ¡¡si el juego va rápido!! y no sólo rápido. Va suave. Y tiene un scroll suave. Y los gráficos son del mismo tamaño de la recreativa. Y nuestro protagonista goza de los mismos moviemientos. Y el recorrido es el mismo. En definitiva, no podemos negar que se trata de una más que digna conversión de Shinobi. Otras conversiones, como la que se hizo para PC, tienen mucho que admirar a la de Amstrad. El colorido es colosal, y se consigue recrear todos los elementos con gran nivel de detalle, aunque por desgracia, la resolución del Amstrad es la que es, y en este aspecto es imposible hacer más. La dificultad se torna elevada en muchos lugares, pero es que estamos hablando de Shinobi, uno de los juegos más difíciles en su época, donde en muchos lugares, la secuencia de saltos, disparos y movimientos en el momento preciso son vitales para salir airoso.
La magia también está disponible, aunque siempre hace la misma magia (la primera), lo cual no es importante. Por lo demás, es idéntica, y tiene incluso la bonus stage, en la que se dispara a los ninjas. Es un juego para jugar con unidad de disco, sin duda. Al igual que en
Ghosts N Goblins, no aparece el mapita que nos indica donde estamos, pero en esta ocasión, no se echa en falta.