Cuando uno se encuentra la publicidad de un juego y pone "el mejor juego" ya sabe lo que se va a encontrar. Y es que cuando tiene que ser el padre de la criatura el que diga a los demás que su hijo es guapo, mal asunto. Y en este caso, se cumple 100%. Una tal
Sabrina Salerno irrumpió a mediados de los 80 con una canción que sin más hubiera pasado sin pena ni gloria. Para que esto no ocurriera, la cantante decidió enseñar una de sus trufas al completo. Ello unido a que lo menos calza una 115 de pecho, hizo que todos los machos ibéricos del país se revolucionaran con una sonrisa de oreja a oreja y babeando cual perro fox terrier casero. Y a las marujas les pasó lo mismo, pues todas cotorreaban en la frutería el descaro de la italiana. En aquello tiempos, donde la ingenuidad televisiva todavía se mantenía, se dio por buena la versión de que a la pobre Sabrina se le hubiera salido una teta en mitad del videoclip (a nadie le pareció extraño que no hicieran otra toma
sin teta, curioso cuanto menos). Digamos que
Sabrina en el 86 fue lo mismo que lo que fueron las
Tatu hace 3. Un montaje musical con autoengaño incluido.
Y una vez visto el ambiente en el que nos movemos, pasemos al juego tal cual. Os he contado lo anterior, por dos motivos. Primero, por ver la época en la que salió y segundo, porque del juego no hay mucho que decir. No resulta brillante en ningún aspecto, ni siquiera en el sonoro, que quizá fuera en el que más se podía esperar algo. Pero no hubo suerte. La programación es regulona. Gráficos bicolores en blanco y negro. Movimientos raros y robóticos. Teclas de movimiento también muy extrañas (Q-O-P-1-2-3), y Sabrina anda como si estuviera bailando Moonwalker. Va con unos zapatos de tacón altísimos (si se quiere suicidar, sólo se tiene que quitar los zapatos). Cuando avanza, los pies resbalan sobre el suelo y van hacia atrás. Al final resulta que algo anda, pero muy despacio. Tiene unos golpes al estilo niña pija-mariquita (patadita corta, puñetazo-que-te-pego-con-el-bolso) que no dan miedo a nadie. Y eso sí, la pechuga va medio metro por delante de ella (seguro que nunca se pudo ver los pies). Si el juego fuera en color, estoy seguro de que se llamaría
Barbie Zorra o
Nancy Putilla en la Calle Montera. Pero como es blanco y negro, se llama Sabrina. Lo único relevante y que le conecta con el título es un golpe de teta que da la protagonista en determinados momentos (¿alguno de ustedes fue alguna vez golpeado por una teta? Ni que fuera una peli de Woody Allen). Me gustaría ver un torneo entre La Gran Berta de Renegade, y la Sabrinilla esta. Supongo que la Gran Berta le haría un FATALITY con carrera incluida que dejaría a
la zorra Sabrina echa un guiñapo en la esquina de la pantalla.
En el apartado sonoro vemos lo peor de todo lo acontecido. Una canción (no he sido capaz de identificarla) tocada al estilo beeper del pc (¿canales de audio? ¡Nah! ... ¿pa qué? Mejor el beeper del pc conectado al tubo de escape de mi moto). Por cierto, el juego consta de 2 partes que se pueden jugar por independiente, y que son exactamente iguales cambiando los decorados. Los programadores han habilitado la posibilidad de reducir el tormento e ir directamente al plató musical (se supone que Sabrina iba de camino hacia allí cuando empieza el juego, pero al final se queda entre Montera y Carretas) para ver a Sabrina
berreando cantando y mostrando las tetas cual cabaretera de carretera.
(que a gusto me he quedado).
ACTUALIZACIÓN:
JGN ha cumplido su parte y ha rehecho el juego desde cero, así que no me queda otro remedio que hacer otra review nueva, ya que es un juego nuevo y bastante distinto.
En breve, aquí estará.