Este juego se parece un poco a aquel título de las recreativas en las que habia que controlar un cochecito rojo de carreras e ir esquivando otros coches mientras iba cogiendo banderitas, de principios de los 80, llamado Rally X. Aquí el cometido es parecido, pero en vez de banderitas, habrá que coger unos pilotos de colores. Multitud de enemigos vendrán a por nosotros, algunos serán eliminables y otros no. También hay obstáculos, muchos de ellos salvables mediante su destrucción.
El scroll es como en Mortadelo y Filemón, y la pantalla se pinta rapidamente cada vez que alcanzamos un extremo de la misma.
En el apartado sonoro, tenemos un rock and roll muy entrañable.